La renovación del departamento de filosofía de la Universidad de Nueva York ha conseguido un espacio perfecto de integración de estudiantes y profesores donde la luz es la gran protagonista. Diseñado por el estudio Steven Holl Architects, quien se ha basado en la metáfora de la luz como conocimiento para crear y decorar este espacio.
El hueco de la escalera conduce a un tragaluz que une los seis niveles del edificio verticalmente y produce una cambiante porosidad de la luz y las sombras, que varían según la estación. En la planta a nivel de suelo se ha configurado un auditorio de madera curvilínea y suelo de corcho.
El edificio se ha decorado siguiendo principios ecológicos. Así, las baldosas son de corcho, material bastante primario para cubrir el suelo, ya que son más fáciles de limpiar y acumulan menos polvo que las moquetas, además de proporcionar un ambiente cálido y acogedor. Otro elemento ecológico son las estanterías de metal, que han sido realizadas con un ochenta por cien de acero reciclado y pintadas con un material sin componentes orgánicos volátiles.
Por lo demás, la decoración destaca por el minimalismo y vanguardia, otorgando un mayor protagonismo a la luz y al edificio en sí.